La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH) pidió "reflexionar de manera más crítica sobre la forma" en la que se habla y se ve a las personas migrantes, en medio de su preocupación por el impacto que las "narrativas dañinas" tienen sobre los derechos humanos de esta población.
"Hay imágenes, mensajes sobre la migración que asocian" a estas personas "con crisis, o con sufrimiento, categorizándola como víctima, o como una amenaza a la seguridad", y esto forma parte esa "narrativa dañina", explicó a Efe Carolina Hernández, asesora en materia de Migración y Derechos Humanos para la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
Esos mensajes "tienen una correlación directa con picos en xenofobia y con incrementos en términos de violencia o de un discurso de odio contra las personas migrantes", añadió Hernández, quien coordina una unidad de la ACNUDH que trabaja en el tema del cambio de la narrativa sobre la migración.
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"Para la Oficina de la Alta Comisionada de los DD.HH. la narrativa es un tema fundamental que se está priorizando en el trabajo que estamos haciendo, con la idea de que abordemos de una manera más efectiva la exclusión sistémica y la mala gobernanza" de la migración, dijo Hernández.
Una narrativa tóxica afecta a los migrantes y a toda la sociedad
La asesora de la ONU alertó de que cada vez es más frecuente "el uso de términos como ilegal, flujos masivos o crisis" en torno a la migración, lo que "incrementa la estigmatización e incluso la criminalización no solo de las personas migrantes, sino también de los que defiende los derechos de las personas migrantes".
Así, esta "narrativa mucho más fuerte termina por normalizarse, afectando la forma en que vemos y pensamos sobre la migración, refuerza estereotipos, y termina por deshumanizar a la persona migrante, pero también conduce a decisiones políticas dañinas que frecuentemente no están basadas en evidencia pero que terminan excluyendo a las personas migrantes y negándoles sus derechos".
Esto, a su vez, "hace que la gente crea que las medidas restrictivas como la detención migratoria, el cierre de fronteras, la represión agresiva, son las únicas herramientas para gobernar la migración (...) en vez de poner el enfoque en cuestionar qué es lo que el Estado está haciendo y que no cumple con las obligaciones legales en término de los derechos humanos de las personas migrantes".
"Hay un impacto muy claro (de esta narrativa tóxica) y lo que nos preocupa es que cuando se normaliza esta narrativa se vuelve mucho más difícil que podamos repensar y cuestionar la información que estamos recibiendo. Y eso es muy peligroso no solo para los derechos humanos de las personas migrantes sino también para el público y la sociedad en general", alertó Hernández.
Las consecuencias de este tipo de discurso se vieron "claramente con la pandemia: personas migrantes y de minorías asociadas a la migración terminaron sufriendo mayor estigmatización y discriminación".
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"Nuestra oficina en Honduras en el 2020 documentó una falta de medidas para garantizar una reintegración sostenible de las personas migrantes que estaban retornando (...) uno de los centros que dan atención (a estas personas) tuvo que cerrar temporalmente porque hubo protestas locales preocupados porque iban a regresar personas, connacionales en realidad, que se estigmatizaban como portadores del virus" de la covid.
"En México hay un estudio que mira cinco ciudades y muestra cómo la pandemia terminó traduciéndose o en expresiones de xenofobia para personas migrantes, o en obstáculos de acceso a servicios, o con mayor desempleo para las personas migrantes, dejando a muchas en situación de calle", señaló Hernández.